Hoy me movilizan a escribir, tres mujeres que aman profundamente su raíz Wayuú y extienden sus sueños a todos los contextos donde la vida les permite transitar; mujeres atre-vidas que han entendido la importancia de desafiar y darle un sello especial a la vida.
Arelis Pana Epieyú, es una mujer que nació en Manaure y pertenece a la etnia Wayuú del clan Epieyu; es una tejedora de sueños enamorada eterna de las SUSU (mochilas), su historia se entrelaza entre el arte y la cultura; tiene un carácter sutil y calmado, pero claramente contundente. Es hija, madre, abuela, tía, hermana, amiga y sobre todo una luchadora comprometida con el empoderamiento de las mujeres y el logro de estilos de vida dignos y merecidos; su gran pasión es defender su cultura y la de los diferentes pueblos indígenas.
Es Contadora Pública de profesión, pero esencialmente es una lideresa y gestora cultural que siempre destaca la sublimidad de los universos indígenas, ha logrado realizar exposiciones artísticas (fotográficas y de artesanías) en territorios nacionales e internacionales, demostrando que el arte es el lenguaje universal que teje sociedad; ha viajado por el mundo con sus mochilas y artesanías, por lo cual, ha logrado dejar en alto a nuestra tierra Guajira.
Arelis viste con la tradicional manta guajira y su actitud proyecta respeto y prudencia, características innatas de las mujeres wayúu. Es directora de la fundación SuSu Wayuúque tiene como objeto el estudio, la investigación, el asesoramiento, el fomento, la promoción y la gestión de las culturas étnicas latinoamericanas, resaltando la cultura de nuestros pueblos autóctonos del Caribe colombiano, enfatizando en la cultura, usos y costumbres del pueblo Wayúu. Habría mucho que decir de la destacada gestión de Arelis, pero quiero finalizar afirmando que todo cuanto emprende la hace merecedora de ser definida como una mujer sin receta, valiente y esforzada.
Otra de las mujeres atre-vidas de las cuales quiero hablar, es Primeria Barros Pimienta, sus apellidos develan que hace parte de una extensa familia con raíces completamente Guajira; nació en Uribia - la capital indígena de Colombia- es conocida en su amplio mundo social como la Princesa Wayuú, tiene el carácter que representa el significado de su nombre, Primeria: tomar la iniciativa, no por casualidad es la primera hija y nieta, lo cual, implica que ella asuma insospechadas valentías ante retos que la vida le ha puesto. Es contadora pública de profesión y periodista por pasión; ha cursado ocho semestres de Psicología disciplina que define como la integración en su vida entre la pasión y el amor por la causa.
Hasta hace unos meses la reconocíamos por sus actuaciones como presentadora de eventos, organizadora del festival francisco el hombre y locutora de la emisora Cardenal Stereo, pero ahora también la recordamos por su participación en las pasadas elecciones para el Congreso de la República, lo cual, nos demuestra de su capacidad multifacética y su enorme compromiso con la gestión social. Ingresar a la política/electoral no es una decisión fácil para quien siempre ha estado del lado de las bases sociales y no ha pertenecido a maquinaria alguna, pero ella asumió con categoría dicha hazaña y eso es aplaudible, pues es el punto de partida para entender que la sociedad necesita mujeres en el ejercicio político que estén comprometidas con la reivindicación de los derechos humanos y femeninos.
La tercera mujer Wayuú de la que quiero hablar es de Sandra Sierra López, una joven Riohachera del clan Epinayu, que actualmente está cursando estudios de pregrado para doble titulación en la Universidad del Atlántico, licenciatura en español y literatura y Derecho, también es presidenta de la Asociación de estudiantes indígenas Wayuú de la Universidad del Atlántico – ASOCEIWA; lo cual, es un logro que corresponde a su capacidad de liderazgo, pues llegó a través de un ejercicio democrático en el que generalmente obtienen el triunfo los hombres.
Sandra es una digna representante de la nueva generación de mujeres Guajiras que no detienen sus sueños ante ningún obstáculo y tampoco cuelgan su esperanza en miedos o resignaciones, día a día sabe como demostrar sus capacidades y ejercer sus roles tejedores, como las manos Wayuú que convierten la diversidad de colores en hermosas mochilas que informan al mundo entero la sabiduría que poseen las mujeres de mi tierra. Auguro para Sandra un futuro cercano exitoso marcado por su amor por la política social, que siempre enfatiza en la defensa de su cultura.
Hablar de estas mujeres, remite a pensar en todas las demás mujeres Wayuú que a pesar de no ser mencionadas, protagonizan con altura la transformación social y gestionan el desarrollo integral del territorio Guajiro; son ellas las tejedoras de paz, amor, esperanza y fuerza, mujeres que entregan sus vidas a sus causas afectivas, convirtiéndose en guerrilleras del amor que escriben nuevas historias con la esperanza de que el resultado de esas acciones sea la posibilidad de una nueva península, que engalane el norte de Colombia, con una política existencial humanizada desde visiones de igualdad y equidad de género.
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